La ruta 'Reina' de la pequeña Gipuzkoa. Llegarás a tener agujetas de tanta curva y tocarás Navarra llegando al Santuario de Aralar, bonito sitio para estirar las piernas y admirar el bello paisaje.
Tras una ascensión, comenzamos un leve descenso donde circulamos aún por terreno urbano, por lo que hay que rodar con cuidado, pues la limitación de velocidad está marcada a 50 y suele estar acechante el radar.
Al fondo se aprecia la fábrica de 'Cementos Rezola', cada vez más cerca, hasta que unos cientos de metros después, abandonamos esta Nacional de doble carril para empezar un nuevo tramo por la N-634 dirección a Bilbao.
Al otro lado del río, se puede apreciar el trazado del ferrocarril que también discurre paralelo al río que desemboca en una de las playas más bellas de la península.
Sobre el kilómetro 16 de ruta, llegamos a Orio, bonito pueblo en el que se aprecia su tradición pesquera, admirando alguno de los Barcos que suelen estar aparcados junto al puente metálico por el que atravesaremos el río Oria.
Justo al otro lado del puente, llegamos al final del tramo.
El asfalto del principio, deja mucho que desear. Lo bueno es que estaban de obras, al menos cuando recorrimos esta ruta por lo que es posible que te la encuentres recien asfaltada si recorres la ruta poco después que nosotros.
Tras un ligero ascenso, comenzamos a subir más todavia y con pendiente más pronunciada hasta que a medida que nos acercamos a Aia, rondamos los 400 m de altitud y mejora un poco el asfalto.
Cruzamos el pueblo por su arteria principal y al final, abandonamos la GI-3710 en un giro a la izda para comenzar a rodar por otra carretera amarilla.
Poco a poco se dejan de ver tantos árboles y comenzamos un cruveante descenso en zig zag casi hasta el nivel del mar mientras llegamos a Asteasu, lugar de nacimiento y asidua residencia del escritor Bernardo Atxaga.
Cuatro kilómetros después, compuestos por un firme en buen estado y bastante recto, abandonamos esta carretera de letrero verde en una incorporación a la autovía dirección a Vitoria.
Tolosa tiene 3 entradas pero te recomendamos que pases de largo las dos primeras y cojas la tercera. No es que no haya nada que ver, pero todavía nos quedan doscientos y pico kilómetros por recorrer y aún es pronto para estirar las piernas.
Ascendemos hasta acabar el tramo donde nuevamente salvamos un desnivel de 400 metros en tan solo 7,7 kiklómetros. Durante el curveante ascenso se pueden apreciar a lo lejos algunos viejos caseríos y otros no tan viejos, o al menos de mejor aspecto, mientras llegamos a Bidania, donde la carretera se divide en dos con un destino común: Azpeitia. En Motorutas hemos preferido ir por la izda por dos razones: la primera, porque es amarilla, lo que hace pensar que tendrá mas curvas y las segunda, porque el letrero indica que pasaremos por un puerto, el de Urraki.
Así pues, nos dirigimos ahora hacia Urretxu, localidad situada a 300 y pico metros sobre el nivel del mar, pasando junto a la basílica de Loiola
Estos 21 km, los rodamos en compañía del rio Urola, por un asfalto en buen estado y plagado de curvas en zig zag y vegetación a ambos lados en todo su trazado, trazado por otra parte que coincide con el antiguo curso del ferrocarril 'Urola' que iba desde Zumárraga a Zumaia.
Llegué a contar una docena de puentes, por los que pasaba dicho ferrocarril, sobre los que hoy discurre un bonito paseo entre las dos localidades que unen este tramo.
Actualmente, en Azpeitia, localidad donde empieza este tramo, se encuentra el museo vasco del Ferrocarril, con restos del famoso Urola.
Poco a poco y entre numerosas curvas en zigzag, nos acercamos a Urretxu, localidad que atravesamos en línea recta por una larga calle (la calle Labeaga), en dirección a Legazpi.
Legazpi, es un pueblo con gran tradición ferrera, donde se puede visitar 'La ruta del Obrero'. A través de 15 puntos de interés, uno puede hacerse una idea de cómo vivian las gentes del lugar entre los años 20 y 60 del pasado siglo, cuando este pueblo y otros similares recibieron un alubión de inmigrantes cuyo destino era trabajar en las fábricas de hierro principalmente.
Dejamos atrás Legazpi, para unos cientos de metros después girar a la izda. y empezar un nuevo tramo.
Merece la pena desviarse un poco de la ruta y visitar la Ferrería de Mirandaola, quizá el punto de interés más interesante de los mencionados anteriormente, que se encuentra a tan solo unos cientos de metros del cruce donde finaliza este tramo.
Tras 2,7 kilómetros de subida, descendemos nuevamente a lo largo de 4,5 km por asfalto estrecho y bien corservado, donde a la izda se puede apreciar un bonito paisaje montañoso.
En la parte final del descenso, pasamos una curva de 180
Tras rodar por asfalto más recto que curvo, llegamos a Lazkao, donde dejamos esta ancha carretera para comenzar a circular por otra más estrecha.
Primero rodamos un buen rato en llano atravesando pueblos como Ataun o San Gregorio y por último comenzamos a subir el puerto de Lizarrusti en el que en su parte más alta, terminamos el tramo entrando en Navarra y coincidiendo con el 'Parque Natural de Aralar'. Este puerto se compone de infinidad de curvas en todos los sentidos y de todas formas, pero hay que tener un poco de cuidado pues varias de esas curvas tienen un poco de grabilla.
Al final llegamos a un cruce en el que aunque parezca que tenemos preferencia, hay que seguir recto, CUIDADO, porque tienen preferencia los que vienen por la derecha, es decir, de Echarri Aranaz.
Nosotros continuamos recto dirección a Arbizu.
Tras dicho paso elevado, llegamos a 'Lizarragabengoa', donde unos cientos de metros más, llegamos a Arbizu, final de este tramo en un cruce en forma de T.
Aunque tenemos que avanzar en esa misma dirección, lo haremos por la NA-2410, amarilla, en muy buen estado, carente de tráfico y que discurre paralela a la 'autovía de la Sakana', por donde va el grueso del tráfico.
Aunque carece de curvas y en todo momento hay mucha visibilidad, hay que circular con cuidado, pues suele haber varias personas paseando, sobre todo en verano.
Tras haber pasado Lakunza y avanzar casi 5 km, ascendemos hasta una rotonda donde siempre dirección a Pamplona por esta carretera amarilla, llegamos hasta un puente de piedra situado en el casco urbano de Uharte Arakil.
Avanzamos unos metros y terminamos este tramo incorporándonos a una pista de cemento en la que hay un cartel que pone 'San Miguel de Aralar'.
Aunque la pista no esta tan mal, sí hay que decir que en ciertas ocasiones se pueden observar algunas grietas en las que casi cabe la rueda delantera de la moto, pero por lo demás se circula con normalidad.
Hay que decir también sobre este tramo, que al llegar al final, debemos girar a la izda donde comenzaremos a bajar hacia Lekunberri. Sin embargo, merece la pena girar a la dcha, para tras solo unos metros llegar al Santuario de San Miguel de Aralar, donde además de visitar este bonito templo, puedes entrar en el bar y disfrutar de la bonita vista tras la cristalera, con una cerveza en la mano.
Tras descender 3,3 km, llegamos al Gurardaetxe, (casa del guarda forestal), continuando el descenso hasta Lekunberri.
El asfalto aunque no muy ancho esta en buen estado, pero CUIDADO, porque en invierno hay muchas zonas sombrías donde puedes toparte con placas de hielo, y en verano suele estar lleno de excursionistas, por lo que te recomendamos circules despacio y disfrutando de las bonitas postales compuestas por grandes extendiones de hayas, donde los rayos de sol se cuelan tímidamente entre sus hojas.
Seguimos descendiendo mientras salimos de la sierra de Aralar aunque hay que seguir despacio, pues es habitual encontrarse algún reducido rebaño de vacas que pastan al borde de la carretera, donde uno no sabe si su atenta mirada es desafiante o símplemente de curiosidad.
Llegamos a Baraibar, pequeño pueblo que atravesamos, donde también se pueden observar al borde de la carretera unos cuantos pottokas, a los que irrumpimos su tranquilidad con el ruido del motor y no dudan en huir desconfiados.
En la parte final del descenso, llegamos a Lekunberri. hacemos un stop en un cruce en forma de T y giramos a la izda. dirección a Donosti.
Tras haber cruzado Lekunberri por una larga y recta calle, cogemos la NA-1700, ascendiendo hasta el alto de Huici a 802 metros de altura sobre el nivel del mar, para luego descender hasta Leitza.
Por el camino, se pueden admirar algunos caseríos cercanos unos de otros y hay que andar con cuidado pues es habitual encontrarse con ganado de diverso tipo pastando al borde de la carretera.
A los lados de la carretera, se ven varios caserios donde el ganado compuesto por ovejas y cabras pasta a sus anchas en sus inmediaciones entre campos cercados donde es habitual admirar los típicos 'Belar Meta' cada vez más carentes por la zona.
En la parte alta de la ascensión, llegamos al final del tramo, donde tenemos que girar a la izda. frente al hotel Basa Kabi.
En el trayecto se pueden apreciar varias centrales hidroeléctricas, unas más nuevas que otras, en los que merece la pena parar un rato a admirar el cauce artificial construido por los lugareños para aprovechar la fuerza de este preciado líquido desviado a veces del río Urumea.
Llegamos a Goizueta, pueblo que atravesamos por estrechas calles. A partir de aquí, la pendiente se hace menos pronunciada, aunque siguen presentes las curvas de todo tipo.
También se puede ver algún señorial palacio cerca del río, y escondida tras un montón de maleza, alguna torre de piedra que bien podría servir para almacenar algún bien imprescindible y sobrevivir así el crudo invierno.
Tras 28 kilómetros de cruvas y descenso, entramos en Gipuzkoa, donde apenas quedan 20 km para nuestro destino final
Se puede ver al lado de la carretera, lo que segúramente sería una antigüa central hidroeléctrica, pero esta de gran belleza, pues esta construida de piedra en su totalidad, y el abandono y la vegetación crecida sobre sus ruinas, le dan un aspecto ciertamente nostálgico.
Prácticamente, después de esta edificación llegamos al término municipal de Hernani, donde llegamos a una rotonda con una gasolinera a su dcha.
Se empieza a apreciar la proximidad de nuestro destino, viendo la densidad de tráfico sobre todo en hora punta.
Atravesamos Martutene y Loyola, dos pueblos prácticamente unidos, y continuamos por buen asfalto, hasta terminar esta ruta llena de curvas y puertos.