La ermita de la Lugareja o iglesia de Santa María de Gómez Román es una ermita que se encuentra a 1.5 km al sur de la localidad abulense de Arévalo y considerada uno de los más destacados monumentos del mudéjar. Construida en el siglo XII, el edificio que se conserva fue la cabecera de la iglesia del convento cisterciense de Santa María de Gómez Román. Este fue mencionado por primera vez en abril de 1179 y abandonado hacia 1240 por sus ocupantes canónigos, momento en el que fue entregado a monjas de la orden del Císter.
Este edificio está adscrito al arte mudéjar por estar construido en ladrillo y con rafas de tapial de sillarejo tomado con mortero de cal, aunque más propiamente es románico por carecer de toda clase de formas musulmanas, al igual que la totalidad de la arquitectura coetánea de La Moraña, incluyendo elementos totalmente desconocidos por aquellas, como las pechinas.
Se trata de la cabecera de la iglesia del antiguo monasterio de Santa María de la Lugareja, de monjas cistercienses que fuera fundado antes de 1178. Constituye la obra más importante del románico de ladrillo del foco artístico de Arévalo, de muy finales del XII, ya de comienzos del XIII. Fue consolidada y restaurada con prudencia por el arquitecto Luis Cervera Vera.
Consta de tres ábsides con tres presbiterios rectos anteriores, más ancho y más alto el central; se cubren los laterales en los dos tramos uno cuadrado con bóveda de arista, el otro rectangular con bóveda de cañón apuntado y el ábside con bóveda de horno. Por el contrario en el central su tramo recto y cuadrado se cierra con sorprendente cúpula, pues se eleva sobre pechinas y un tambor con arquería doblada y ciega de arcos redondos, conjunto que al exterior se expresa oculto por un cimborrio prismático que decora sus cuatro frentes con arcos doblados y ciegos de medio punto y se remata con frisos de esquinillas o facetas y con cornisa poco saliente para cubrirse a cuatro aguas. Su ábside se voltea, a su vez, con bóveda de horno, como los colaterales. Se ha relacionado con la cúpula de la Catedral Vieja de Salamanca.
En el interior destacan las formas latericias de los elementos ornamentales de los arcos, aquí apuntados y peraltados los formeros y redondos los de ventanas y arquerías, contra el enfoscado blanco de los muros. Al exterior los ábsides se decoran de forma similar; sobre basamento liso arrancan esbeltas arquerías de medio punto, dobladas y ciegas, que llegan hasta la cornisa. Esta se ornamenta con friso de esquinillas y listeles baquetonados salientes y, probablemente, con nuevo friso de facetas, pues el ábside mayor lo conserva, aunque los menores lo perdieron. La pared del presbiterio sur muestra idéntica decoración, mientras que la del opuesto presenta el arranque de una dependencia adosada y realizada con tapial de sillarejo que contiene una escalera de ida y vuelta con cañones en sus tramos que conducen a la cúpula.
En la capilla mayor se custodian restos ensamblados de un retablo barroco, del siglo XVII, con iconografía relacionada con la orden del monasterio. Son dos relieves con las representaciones de San Benito y la Aparición de la Virgen a San Bernardo.
La ermita de la Lugareja o iglesia de Santa María de Gómez Román es una ermita que se encuentra a 1.5 km al sur de la localidad abulense de Arévalo y considerada uno de los más destacados monumentos del mudéjar. Construida en el siglo XII, el edificio que se conserva fue la cabecera de la iglesia del convento cisterciense de Santa María de Gómez Román. Este fue mencionado por primera vez en abril de 1179 y abandonado hacia 1240 por sus ocupantes canónigos, momento en el que fue entregado a monjas de la orden del Císter.
Este edificio está adscrito al arte mudéjar por estar construido en ladrillo y con rafas de tapial de sillarejo tomado con mortero de cal, aunque más propiamente es románico por carecer de toda clase de formas musulmanas, al igual que la totalidad de la arquitectura coetánea de La Moraña, incluyendo elementos totalmente desconocidos por aquellas, como las pechinas.
Se trata de la cabecera de la iglesia del antiguo monasterio de Santa María de la Lugareja, de monjas cistercienses que fuera fundado antes de 1178. Constituye la obra más importante del románico de ladrillo del foco artístico de Arévalo, de muy finales del XII, ya de comienzos del XIII. Fue consolidada y restaurada con prudencia por el arquitecto Luis Cervera Vera.
Consta de tres ábsides con tres presbiterios rectos anteriores, más ancho y más alto el central; se cubren los laterales en los dos tramos uno cuadrado con bóveda de arista, el otro rectangular con bóveda de cañón apuntado y el ábside con bóveda de horno. Por el contrario en el central su tramo recto y cuadrado se cierra con sorprendente cúpula, pues se eleva sobre pechinas y un tambor con arquería doblada y ciega de arcos redondos, conjunto que al exterior se expresa oculto por un cimborrio prismático que decora sus cuatro frentes con arcos doblados y ciegos de medio punto y se remata con frisos de esquinillas o facetas y con cornisa poco saliente para cubrirse a cuatro aguas. Su ábside se voltea, a su vez, con bóveda de horno, como los colaterales. Se ha relacionado con la cúpula de la Catedral Vieja de Salamanca.
En el interior destacan las formas latericias de los elementos ornamentales de los arcos, aquí apuntados y peraltados los formeros y redondos los de ventanas y arquerías, contra el enfoscado blanco de los muros. Al exterior los ábsides se decoran de forma similar; sobre basamento liso arrancan esbeltas arquerías de medio punto, dobladas y ciegas, que llegan hasta la cornisa. Esta se ornamenta con friso de esquinillas y listeles baquetonados salientes y, probablemente, con nuevo friso de facetas, pues el ábside mayor lo conserva, aunque los menores lo perdieron. La pared del presbiterio sur muestra idéntica decoración, mientras que la del opuesto presenta el arranque de una dependencia adosada y realizada con tapial de sillarejo que contiene una escalera de ida y vuelta con cañones en sus tramos que conducen a la cúpula.
En la capilla mayor se custodian restos ensamblados de un retablo barroco, del siglo XVII, con iconografía relacionada con la orden del monasterio. Son dos relieves con las representaciones de San Benito y la Aparición de la Virgen a San Bernardo.