Castillo de Pedraza: (Monumental)

El castillo de Pedraza fue construido en el s. XIII sobre los restos de fortificaciones anteriores, de origen romano y árabe. Fue reedificado en el s. XV por la familia de los Herrera, época de la que data la torre del homenaje. En el s. XVI, el castillo pertenecerá a los Fernández de Velasco, duques de Frías y Condestables de Castilla, quienes lo reformarán otorgando a la fortaleza el aspecto y estructura que conserva en nuestros días.

Situado en una zona defensiva clave, en el borde del cerro en el que se asienta localidad, el edificio queda rodeado por un precipicio y un foso. En su exterior, destaca la torre del homenaje situada tras una muralla con torreones circulares, el muro con cañoneras, la puerta de álamo negro con picos de hierro y el escudo del Señorío de Velasco en la fachada. En su interior se pueden contemplar arquerías románicas de medio punto comunicando los patios y, en la escalera que conduce al aljibe, el escudo de los Herrera.

El castillo ha sido escenario de leyendas y testigo de momentos históricos como la prisión de los hijos del rey Francisco I de Francia, quienes fueron entregados como rehenes para asegurar el cumplimiento de lo pactado con el rey Carlos I en el Tratado de Madrid, siendo liberados en 1530.

Una de las leyendas que en él se ubican, narra que siendo señor del castillo el noble Sancho de Ridaura se casó con Elvira, una plebeya de gran belleza, enamorada de Roberto, un joven labrador que desconsolado tras la boda, ingresó en un convento. Pasados los años, tras la muerte del capellán del castillo, el antiguo labrador y amante de la señora, ocupó su puesto. Durante una ausencia del noble, llamado por Alfonso VIII para participar en la defensa de Castilla de la invasión de los almohades, los jóvenes amantes recobraron su amor. A su vuelta, don Sancho fue informado de la infidelidad de su esposa castigando al párroco mandando colocarle una corona de púas enrojecidas al fuego, falleciendo en el momento. Doña Elvira esposa escapó a sus aposentos, se clavó una daga en el corazón e incendió la torre. Cuentan que algunas noches de verano se ve pasear a los amantes bajo una aureola de fuego.

En el año 1926 el pintor Ignacio Zuloaga compró el castillo es un estado ruinoso y tras arreglar una de sus torres montó en ella su taller. Fueron sus herederos quienes rehabilitaron una segunda torre instalando en ella el Museo Ignacio Zuloaga, en él pueden contemplarse obras del artista así junto bodegones flamencos del s. XVII, un Cristo de El Greco e incluso un cuadro de Goya en el que retrata a la condesa de Baena.

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