La inseguridad generalizada que sufrieron los habitantes del medio rural durante los últimos tiempos del imperio fue, sin duda, una de las causas que hicieron que los hispanorromanos afincados en el valle del Eresma y las zonas aledañas renunciaran a su modo tradicional de vida, por lo que hacia el siglo V d.C., se concentrarían en este lugar, de marcado carácter estratégico y cuyas excelentes posibilidades de defensa fueron mejoradas mediante la construcción de una potente muralla de piedra, de más de tres metros de anchura, y reforzada además con torres semicirculares en todo su perímetro.
No debieron ser las medidas todo lo efectivas que supusieron sus constructores y, tras la irrupción de los visigodos, el lugar siguió siendo utilizado, al parecer de forma ininterrumpida, a lo largo de toda la época visigoda y, de acuerdo con los datos arqueológicos, por los árabes en las primeras etapas de la invasión, momento en el que se hacen importantes modificaciones en las murallas.
A lo largo de varios años de trabajo arqueológico se ha puesto al descubierto uno de los lienzos de muralla, orientado hacia el valle del Eresma por donde discurría con toda seguridad el antiguo camino romano. En este muro se abre una puerta sencilla, flanqueada y defendida por dos potentes torres. Todo el sector ha sido restaurado y acondicionado para permitir la visita de esta parte del yacimiento arqueológico. Además, en el Ayuntamiento de Bernardos puede visitarse una pequeña exposición didáctica sobre el yacimiento.
Acceso y condiciones de la visita