Fronteriza y jacobea, hospitalaria y monumental, Sangüesa es mezcla de montaña y ribera, una ciudad para contemplar y vivir.
Situada a 44 kilómetros de Pamplona y con poco más de 5000 habitantes, la ciudad más importante de la Navarra media oriental es conocida por el Camino de Santiago y por una de sus joyas arquitectónicas: la portada de la iglesia de Santa María, cumbre del románico y monumento nacional.
Interesantes edificios civiles, iglesias y conventos evocan épocas de esplendor y descubren una ciudad ligada a sus tradiciones. Aquí tiene lugar, cada 6 de enero, el Auto Sacramental de los Reyes Magos, uno de los cinco que se conservan en España.
Cuenta la tradición que San Francisco de Asís, a su regreso de Compostela en 1213, fundó en Sangüesa la Vieja, la actual Rocaforte, la primera comunidad franciscana. Unos años más tarde, en 1266, el rey Teobaldo II fundó, en Sangüesa la Nueva y en honor del santo, una iglesia que posteriormente se amplió como convento.
Su portada y claustro gótico, la colección de estelas funerarias, y varias imágenes que se guardan en las capillas de la iglesia son algunos de los elementos artísticos más interesantes de este convento situado en la plaza de los Fueros de Sangüesa.
Una lápida empotrada en el muro izquierdo junto a la puerta recuerda la fecha de fundación de la iglesia conventual: el 18 de octubre de 1266. A lo largo de la historia, este edificio acogió reuniones de las Cortes Generales del Reino (1530-1551) y sirvió de cuartel durante la Guerra de la Independencia. Por decreto del Gobierno, el convento fue extinguido en 1835 y sus frailes, exclaustrados y en 1898 se establecieron los Padres Capuchinos, actuales moradores del convento.
Entre los elementos artísticos del edificio, destaca la portada gótica, consistente en un arco apuntado abocinado por cuatro arquivoltas y baquetones que descansan sobre capitales corridos decorados con motivos vegetales.
La iglesia, restaurada en 1965, es de una sola nave con cabecera recta, y su bóveda estrellada, con ángeles en las claves y los apoyos, data del S. XVI. En la capilla de la izquierda destaca la imagen de San Antonio de Padua, del siglo XVII, y en la capilla opuesta descansa una restaurada imagen de la Virgen con el Niño en su regazo, del siglo XIII. No hay retablo mayor, y en el presbiterio se exhiben un crucificado del siglo XVI, y las imágenes barrocas del siglo XVII correspondientes a San Francisco de Asís y San Jerónimo.
Tras una puerta lobulada se esconde un bonito claustro gótico del siglo XIV, de planta cuadrada. Tiene 64 arcos apuntados con finísimas columnas y trilóbulos, y alberga una interesante colección de estelas discoideas funerarias de época medieval, que proceden del antiguo cementerio situado a la salida de la iglesia.
Fundada por Doce Caballeros de Sangüesa fue levantada a finales del siglo XIII en estilo gótico para los vecinos del Barrio de "La Población".
Situada junto a la muralla muestra al exterior fuertes muros de piedra con potentes contrafuertes y altos ventanales apuntados. El pórtico fue construido en el siglo XVI para proteger la fachada.
Su portada representa el tema del Juicio Final, con Cristo en la parte central mostrando las llagas, entre ángeles, la Virgen y San Juan Bautista; ángeles trompeteros situados en las arquivoltas y en el dintel se exhibe la resurrección de los muertos, hombres esperando a ser juzgados y, condenados en el infierno en una caldera dentro de las fauces del demonio.
Su interior, con planta de una única nave y cabecera poligonal, aloja un retablo romanista del siglo XVII de los maestros del taller local de Juan de Berroeta, Juan de Ali y Juan de Echenagusía, apoyado sobre un bello altar de piedra del siglo XIV.
La iglesia de Santa María la Real de Sangüesa, declarada Monumento Nacional en 1889, despliega una magnífica portada, auténtico retablo en piedra, considerada como una de las obras cumbre del románico en España. En ella se representa el Juicio Final.
De línea esbelta y medianas proporciones, fue construida entre los siglos XII y XIV y su estilo corresponde a la transición del románico al gótico. Presenta tres naves con crucero y torre octogonal, y su interior nos sorprenderá con otros atractivos como el retablo mayor, de estilo plateresco y una rica custodia procesional gótica.
Tras cruzar el férreo puente sobre el río Aragón, Santa María la Real de Sangüesa nos da la bienvenida a esta localidad de la Zona Media occidental de Navarra, ya cerca del límite con Aragón.
Se erigió en siglo XII, en uno de los extremos de la rúa Mayor, por orden de Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón. Iglesia de medianas proporciones, este bello ejemplo del arte románico ha tenido a lo largo de la historia no sólo fines litúrgicos, sino también función defensiva, especialmente durante las guerras civiles del siglo XIX.
Restaurada durante la primera mitad del siglo XX, presenta cabecera románica de tres ábsides, que corresponden a la primera mitad del siglo XII, mientras que a finales de esta centuria y siglos siguientes se edificaron las naves, la portada sur y la torre gótica octogonal.
Aunque el edificio en su conjunto es de una gran belleza, el mayor mérito artístico corresponde a la portada. Un repaso tranquilo de los dos cuerpos le revelará la mano de dos maestros: Leodegarius, maestro francés de finales del siglo XII, que se encarga de la parte inferior, y el maestro de San Juan de la Peña, de finales del XIII, que se encargó de la superior.
El primero de ellos, más avanzado, realiza las seis estatuas-columna que flanquean la portada, inspirándose en el pórtico de la catedral de Chartres. A la izquierda, María Magdalena, la Virgen María -con la marca del autor "Leodegarius me fecit" en el libro que porta entre las manos- y María madre de Santiago y Juan. Y a la derecha, los apóstoles San Pedro, San Pablo y Judas ahorcado. Los capiteles representan varios pasajes de la Biblia.
Al segundo, más antiguo, se le atribuyen la doble arquería con los doce apóstoles presididos por el Pantocrátor. Sus figuras se caracterizan por presentar figuras hieráticas, pliegues simples incisos y rostros cuadrados con grandes ojos.
En el centro del tímpano y en lugar preferente, aparece Cristo juzgando a los hombres con la Virgen, los apóstoles como intercesores y San Miguel pesando las almas. Las arquivoltas que enmarcan el tímpano nos cuentan los estamentos de la sociedad medieval. A ambos lados de las arquivoltas, se esculpieron animales monstruosos, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, imágenes de los pecados y diversos oficios. En la enjuta derecha, llaman la atención los relieves que relatan la original leyenda nórdica del héroe Sigurd: el hijo del rey Sigmundo que mató al dragón Fafner y que, tras bañarse en su sangre, comprendió el lenguaje de las aves y se hizo invulnerable.
En su visita al interior de la iglesia descubrirá un templo de tres naves y tres tramos, que guarda importantes tesoros como el retablo mayor, plateresco, del siglo XVI, la capilla de San Miguel, del XIV, o la capilla de La Piedad, del XVI, que alberga el grupo del Descendimiento, del siglo XVI y lienzos del siglo XVIII. La custodia procesional de plata, del siglo XV, es una de las más antiguas de España.
Fíjese también en una vidriera dedicada a la Virgen, un crucificado barroco, la imagen gótica de San Blas, el retablo neorrománico de San Francisco Javier, y en la hornacina con reja románica que aloja a la imagen de la Inmaculada.
La influencia de la Ruta Jacobea queda patente en esta iglesia de Sangüesa que, además de venerar al apóstol, exhibe en su ornamentación numerosas referencias a Santiago. Situada en la calle del mismo nombre, comenzó a erigirse en estilo románico tardío y prosiguió en época gótica (XII y XIII). Dos imágenes de piedra presentan al titular en actitud peregrinante: una, policromada, preside el tímpano en la entrada; la otra, gótica, se guarda en el interior del templo. Estas dos representaciones junto al retablo plateresco de San Eloy (XVI) son algunas de las joyas que conserva el templo, que dispone asimismo de una torre coronada con almenas y con aspecto de fortaleza. A pesar de que sufrió los efectos desastrosos de las guerras del siglo XIX, fue totalmente restaurada en 1966, once años antes de ser declarada Monumento Histórico Artístico.
La iglesia de Santiago, declarada Monumento Histórico Artístico en 1977, está situada en la calle homónima de la localidad de Sangüesa, en la zona media de Navarra. Es un bello ejemplo de transición del románico al gótico; al primer estilo corresponden los tres ábsides de la cabecera y la portada principal, mientras que en el siglo XIII se estructuraron las tres naves, cubiertas con bóveda de crucería simple.
La construcción de la iglesia continuó en años posteriores, ya que en el siglo XIV se levantó la torre cuadrada que emerge del edificio con gran solidez y que está coronada por almenas. La sencillez es el rasgo que define la portada principal en cuyo tímpano (XVII) está representado el apóstol Santiago descansando sobre una concha que simboliza la Ruta Jacobea. Le flanquean las pinturas de dos peregrinos arrodillados rezando al santo, que visten la indumentaria típica de los caminantes a Compostela: sotana marrón, concha colgada al cuello, gorro negro y, en la mano, el bastón.
El interior muestra una iglesia de clara raigambre jacobea que queda patente en los diversos adornos que encontramos con motivaciones del Camino tales como bordones, vieiras o calabazas. Consta de tres naves con cuatro tramos, triple cabecera semicircular, y varias capillas devocionales. En una de estas capillas se venera una escultura de piedra de Santiago (XIV) que permaneció oculta hasta 1964 bajo el suelo de la capilla y que sorprende por su gran tamaño, casi dos metros; el santo porta el libro de los Evangelios en la mano izquierda y el bordón de peregrino, parcialmente mutilado, en la derecha.
En el interior del templo El retablo mayor (XVIII), y las capillas del Corazón de Jesús, San Román, del Crucificado, de Nuestra Señora de las Nieves, así como la capilla bautismal, donde se exhibe el retablo de San Eloy (XVI), son otros elementos artísticos destacables del interior del templo.
Tras abandonar el recinto fíjese en la noble mansión con doble portalada de piedra de arco semicircular situada enfrente de la iglesia. Se trata del antiguo hospital de peregrinos, actual casa abacial, que en la dovela del pórtico muestra los atributos de la peregrinación.
El espacio rectangular abierto hacia el palacio – castillo fue la antigua plaza de armas, hoy llamada La Galería.
Este palacio fue construido aprovechando el flanco de la muralla y su foso, entre los dos torreones, situados al norte de la villa.
En el siglo XIII se habilitó para residencia regia la torre oriental y a comienzos del siglo XIV se completó con otro palacio, similar al anterior, hacia la Rúa principal cerrando la plaza de armas. En él se celebraron numerosas Cortes del Reino y fueron muchos los monarcas navarros que pasaron largas estancias.
Actualmente el castillo – palacio presenta un cuerpo central de dos pisos flanqueado por dos torres almenadas. El flanco sur presenta dos puertas de ingreso y ventanas dobles rectangulares. Hacia el norte están los fosos, una puerta adintelada, ventanas similares a las dichas y una chimenea circular de las muchas que tuvo.