Villa medieval situada sobre un alargado espolón que bordea el curso del río Riaza, en el área correspondiente al extremo oriental de la sierra de Pradales o Serrezuela.
De fundación temprana, que se retrotrae por algunos autores al s. X, se cuenta también entre las fortalezas que Jiménez de Rada da por recuperadas por Sancho Garcés en 1011. Figura formando parte de la diócesis de Burgos como Castro Maderolum en 1109.
Fue cabeza de la pequeña comunidad de su nombre con 19 aldeas o lugares de los cuales 7 se despoblaron. Tuvo la Villa hasta diez parroquias y al menos desde el s. XV, tuvo dependencia señorial de los Luna, Chaves Girón y Villena, ésta a partir del s. XVI.
Se constituyó en la parte alta de un cerro rocoso, con un recinto amurallado ajustado a la forma del relieve y eje principal de orientación este-oeste, adquiriendo una característica planta en largado uso con ejes principales de unos 580 x 75 m, y superficie de alrededor de 3,5 ha. Responde, por ello, a un tamaño que hoy podemos considerar muy reducido, pero que fue muy abundante en el medievo, al menos en la mitad norte peninsular. Maderuelo está dentro de la Asociación “Los Pueblos Más Bonitos de España”.
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Mirador espectacular que se extiende bajo el atrio porticado de la iglesia de Santa María. Aunque sirvió de osario de la parroquia hasta épocas recientes, es un misterio su función defensiva, sobre todo en la época de dominio musulmán. El nombre de arcarcel indica que esta extensión de terreno, se usó para sembrar cebada que se segaba verde y servía de forraje para los animales de transporte del párroco.
Entrada emblemática que protege el acceso suroeste. Aún conserva los cerrojos, la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada, con adornos y policromía, blindaje del s. XV. Hasta principios del s. XX disponía de foso y puente. Este conjunto defensivo se configura con una entrada abovedada cuya abertura intramuros es un alto arco de medio punto y la exterior un arco apuntado. Adosado al arco exterior hay otro de medio punto, más alto, con un gran hueco central o buhedera y realiza la función de matacán para proteger el acceso.
El embalse comprende, desde los pies de Maderuelo hasta las Hoces, 690 ha. Está catalogado como humedal protegido donde subsiste la nutria, la garza real y numerosas especies de anátidas.
A continuación del embalse se encuentran las Hoces del río Riaza, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Este espacio natural está formado por un conjunto de cañones y barrancos que se extiende a lo largo de 12 km del cauce medio del río Riaza, escoltado por imponentes farallones de calizas. Las estructuras geológicas predominantes en las Hoces del río Riaza, son los cortados calcáreos y el aluvión de la vega del río. Los cortados calcáreos se formaron bajo el mar y los movimientos internos de la corteza terrestre lo hicieron aflorar. Posteriormente la erosión del río, principalmente, les dieron la forma que hoy podemos observar. El clima es de tipo mediterráneo continental, con escasas precipitaciones anuales y temperaturas muy frías en invierno.
El paisaje está formado por carrascas y quejigo, en riscales y parameras. También hay sabinas y enebros, majuelos y escaramujos alternando con tomillos, espliegos, salvias, cantuesos y aulagas. En la ribera, magníficos ejemplares de sauce blanco cercanos al cauce y de chopo negro y blanco tras los sauces. Además podemos encontrar fresnos, saúcos, espinos... En cuanto a los cultivos, éstos son básicamente de trigo y cebada en los secanos de las zonas altas y remolacha y maíz en la vega del río.
Se han detectado la presencia de más de 300 especies de vertebrados, pero la importancia de esta área radica en alojar en sus paredes una de las colonias de buitre leonado y de alimoche más densas y numerosas de Europa. No es raro divisar concentraciones de más de 50 buitres sobrevolando estos parajes. Además otras aves surcan estos cielos, destacando rapaces como el búho real, el halcón peregrino, el águila culebrera, águila calzada, águila real, cernícalos, grajillas, chovas, etc.
El hombre ha dejado bien marcada su huella histórica en estas tierras. Así, a lo largo de las Hoces, se suceden pinturas rupestres datadas en el 2500 a.C., existen indicios del paso de los romanos y la ermita románica del Casuar, declarada recientemente Bien de Interés Cultural.
Ermita construida a finales del s. XVIII que los vecinos levantaron con su esfuerzo para albergar a la patrona de Maderuelo. En su edificación se usaron los materiales de la ermita de San Roque, situada en el mismo lugar al lado del cementerio, quizá porque este santo es el protector contra la peste, siendo ahora la Virgen de Castroboda, la que vela por el eterno descanso de los hijos difuntos de la Villa. Interesante edificio construido en estilo neoclásico con interior barroco decorado con yeserías.
Nacida como parroquia, quedó “reducida a mera ermita en la que se oficiaba misa todas las fiestas de la Cruz y de Apóstol” afirmaba Don Bartolomé de Alba en el s. XVIII en una visita pastoral. Declarada Monumento Nacional en 1924, esta sencilla ermita templaria sorprendió al mundo por albergar uno de los mejores conjuntos de frescos románicos castellanos.
En 1950 la construcción del embalse dio lugar a su expropiación y obligó a trasladar los frescos al Museo del Prado, quedando unas débiles improntas en los muros, apreciadas como un tesoro por los vecinos. Es el templo más antiguo y parece estar reedificada sobre una ermita visigótica. La tradición habla de que tuvo una cofradía dedicada al enterramiento de los vecinos difuntos y a obras pías y que, según algunos, los templarios custodiaron aquí uno de los Lignum Crucis que llegaron a la peninsula.
Iglesia mudéjar que destaca por su tamaño, ya que se trataba de la iglesia arciprestal, conservando manifestaciones de distintos estilos, siendo el único templo segoviano con restos de estilo califal. En sus muros se aprecia la reutilización de materiales románicos provenientes del anterior templo, que debió ser demolido para la construcción del actual, distinguiéndose en el alero reaprovechado los canecillos románicos y algunas metopas. En el s. XVIII se construyó una espadaña para sustituir la anterior que amenazaba ruina, alta espadaña que alberga cinco campanas, cuyo tañir se escucha a distancias increíbles.
Sorprende la altura de la nave principal, rematada por un ábside semicircular y una elegante techumbre de madera, así como las bóvedas y ventanas mudéjares en ladrillo de las capillas laterales.
Conjunto formado por la antigua parroquia del s. XII sin culto, y una vivienda adosada, hoy privada. Sus muros formaron parte del conjunto defensivo oeste y ha sufrido profundas remodelaciones. En el s. XV se adosó una segunda nave rectangular, rematada con una pequeña espadaña. El campanario-torreón de la primitiva ermita románica de ábside semicircular, se convirtió en vivienda.
En su sobrio interior existen varios enterramientos enmarcados en arcos góticos, destacando la lápida de la familia Hermosa. Reconstruida en 19811 gracias a la labor conjunta del Ayuntamiento y la Junta de Cstilla y León, se ha convertido en un edificio de gran actividad social y cultural.
Conserva buena parte de los lienzos y el “Arco de la Villa”. Tenía cuatro puertas y el castillo integrado en el extremo oriental; la población tuvo de ocho a diez parroquias y llegó a constituir arrabales, que se despoblaron en el s. XIV. De estos signos aparentes de prosperidad religiosa se conserva la parroquia de Santa María y las ermitas de San Miguel, Veracruz y Castroboda.
La estructura del caserío es irregular, con predominio de estrechas y alargadas manzanas adosadas a la muralla y su relleno parcelario con tamaños y formas diversas que parecen proceder de alteraciones sucesivas. Se distinguen dos largos ejes longitudinales de perfil alabeado, que convergen en las puertas de los extremos del recinto y que se enlazan por múltiples callejones transversales abiertos a lo largo del tiempo. El conjunto, es un ejemplo representativo de burgo medieval defensivo.
Pequeña plaza triangular que sirve de bifurcación. Una escalinata se abre para subir al patio o atrio elevado de la ermita. Los altos edificios que la circundan conservan la atmósfera medieval, destacando dos portadas románicas y una gótica con escudo de estilo rococó.
Rectángulo que ocupa la parte central del cerro, bajo la imponente mole de la iglesia de Santa María. Dispone de dos accesos por el oeste y dos por el este, que cruzan bajo sendos arcos que se adosan a la gran espadaña, construida según traza de Manuel Díaz Gamones en el último tercio del s. XVIII y testigo centenario de innumerables juegos de pelota mano.
Cuando las aguas descienden a principios de agosto, dejan ver esta obra de sólida sillería. Aunque de construcción románica, algunos expertos creen que puede estar asentado sobre uno anterior de origen romano. Sus cinco ojos semienterrados por el lodo del embalse y sus recios tajamares demuestran la fuerza de las crecidas del Riaza.
Este puente, por cuya travesía debían pagar pontazgo al Marqués de Villena, une el pueblo con su querida ermita de la Veracruz y las altas tierras del páramo.
En su pretil se conservan dos escudos con las armas de los Pacheco y las que fueron acrecentando por matrimonio, familia a la que pertenecía el señor que cobraba el derecho de paso.
Conjunto defensivo que protege el único acceso desde la muralla de la umbría, al que asciende el camino desde el valle del arroyo Moralejos. Es una entrada abovedada enmarcada entre dos sólidos arcos de medio punto, a los que se adosa una casa que fue un antiguo torreón.
Posteriormente se utilizó como hospital o albergue de peregrinos y necesitados. Se denomina Puerta del Barrio por ubicarse próxima a la Judería o Barrio Judío. Este nombre podría deberse también a que da acceso al camino procedente del barrio donde se asentaba la parroquia de Santa Coloma, de posible origen mozárabe.