Esta localidad situada a 18 km de Sepúlveda y a 69 km de segovia capital, cuenta con una orografia formada por fuertes pendientes.
Su terreno es pedregoso y con profundos barrancos por los que discurren arroyos de temporada.
En 1247 se llamaba Finoiosa. Pascual Madoz, en 1845, la cita solamente como Hinojosas, siendo en el siglo XX cuando se añade el sufijo del Cerro, por encontrarse en el alto del páramo, en la cabecera de un barranco que desciende hacia el valle del río Duratón.
Este pueblo tuvo como anejo a la Aldehuela, situado a 7 kilómetros de distancia.
Es un templo románico construido en mampostería reforzada con sillares en las esquinas. Es de una sola nave y cabecera con ábside a la que se le añadió la espadaña para las campanas en una de las reformas que constan grabadas en dinteles de las ventanas ( s XVIII). El acceso está en el pórtico, con un arco decorado con rosetones.
En el interior vemos la armadura de madera y a los pies destacan el coro y la pila bautismal original, románica, labrada en forma de cáliz de flor.
El presbiterio y ábside se cubren con bóveda de cañón y de horno respectivamente.
El retablo es neoclásico con cuadros de Santa Águeda y Santa Dorotea. En la hornacina central, San Ubaldo, con la vara con la que ahuyentaba al demonio. Sobre él una imagen de la Asunción.
Ruinas de de la ermita de San Miguel
Situadas a las afueras del casco urbano. Existió hasta mediados del siglo XIX y tan solo se conserva la imagen del patrón, teniendo en cuenta que las fiestas mayores del pueblo, se celebran en su honor. La zona tuvo relevancia porque era el límite norte del territorio del Priorato de San Frutos (la Ermita de San Frutos fue terminada y consagrada en el 1100) que el rey Alfonso VI El Bravo donó al monasterio de Silos. Actualmente la ermita pertenece al Ayuntamiento de Sepúlveda.
Está incluída en la Lista Roja del Patrimonio, por estar a punto de desaparecer por su estado de abandono.