Su nombre nos indica que esta localidad perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Montejo, pero también, que es una Villa, como antiguamente se denominaba a las pequeñas localidades y aldeas, verde porque en la zona abundan los prados.
Se encuentra a una corta distancia del pueblo. Es de origen románico y está adornada con canecillos. Su parte principal está construida en piedra que da forma también al campanario. En el interior del templo se encuentra una pila bautismal románica, retablos barrocos y la imagen de la patrona y de la Virgen.
Este municipio, muestra en la decoración de sus casas y edificios, algo parecido al famoso esgrafiado segoviano y blasones o escudos, en sus fachadas.
Junto al arroyo se levanta el Lavadero, uno de los elementos más representativos de la arquitectura popular. Asimismo, el pueblo acoge el Museo de la Fragua, antiguo taller que mantiene las tradicionales herramientas en homenaje al vetusto oficio.
Además, la antigua escuela es hoy el Centro Cultural Nuevo Horizonte, un edificio de piedra y grandes ventanales reconvertido en un espacio que promueve la cultura y es un lugar cuidado como punto de encuentro entre los vecinos.